jueves, 15 de septiembre de 2016

HUMILDE TRIBUTO A BILLO FROMETA



                                                              BILLO FROMETA                                                      


Quiero escaparme, con la vieja luna
en el momento en que la noche muere
cuando se asoma, la sonrisa blanca
en la mañana, de mi adversidad
quiero, de nuevo revivir la noche
porque la vieja luna volverá
ella es quien sabe, donde está mi amor
ella sabe, si es que la perdí
vieja luna que en la noche va. vis

Soy el limpia bota
traigo crema blanca
traigo cremita negra
traigo carmelita
soy el limpia bota.
Para limpiar el calzado
hay que nacer en tubita
pues solo este movimiento
se aprende de la rumbita.
Hay quien dice que este oficio
no requiere condición
pero en verdad yo les digo
que nací con vocación.
Muévete muchacho
métele al cepillo
ahora dale al trapo
pa que saque brillo. vis

Te besaré en las manos
como el rocío besa a los lirios
te besaré en la frente
con tibio beso del corazón
y bajaré mis labios
hasta los tuyos
donde me esperan
el beso más ardiente
el beso intenso de la pasión.
Te besaré en los labios
con fiebre loca
que da tu boca
no contaré los besos
porque no hay cifras
en el besar
y así seguir viviendo
seguir amando
seguir besando
hasta que el sueño venga
y luego en sueños besarnos más.

Bonye, bonye, bonye mamá
Bonye, bonye, bonye, papá
Bonye
Las mujeres son
Bonye
como las naranjas
Bonye
unas salen dulces
Bonye
y otras salen agrias
 Bonye
las mujeres son
Bonye
como las avispas
Bonye
si las tocas vuelan
Bonye
si las aprietas pican.

Sin timbar
no se puede bailar
sin timbar
la rumba no es na
sin el timbar no se puede bailar

sin timbar la rumba no es na.      

                          COPIANDO UNOS DE LOS MOSAICOS DEDICO UN
                           HUMILDE TRIBUTO A    BILLO FROMETA.

ORTOSOÑADO

Ortosoñado I

   Llegué al barrio, ya era de noche, tal vez las nueve. Me encontré con mi novia, cuñada y otros. Éramos muy jóvenes  para ese momento. Quizás tendríamos entre 16 y 20 años. Jugábamos muy felices y tranquilos en medio de la calle y alumbrados con las luces del barrio. Era un juego de familia, quizás las cartas o dómino, cuando también bajó el hermano pequeño de mi novia y se colocó detrás de la silla como se coloca el parrillero en una moto. Sus piernitas en mis muslos y con sus manos se agarraba de mí; era como un monito agarrado de su madre pero en este caso, en este caso, había una separación por el espaldar de la silla o respaldar. Pasó un cierto tiempo, como permitiendo que el niño se durmiera con su corta edad, tal vez cinco años; el verdadero niño se duerme con su corta edad. Cuando, no sé por qué salió de la parte de abajo por el centro de la calle una pareja, hombre y mujer, como peleando, parecían tener una relación de intimidad, cuando en eso aparecieron soldados, con armas de alto grado destructivo y sin son ni ton comenzaron a disparar en dirección al cerro, nosotros nos encontrábamos en el lado izquierdo del barrio. Gritamos al suelo, al suelo y el niño, detrás de mí, calló al pavimento dormido, golpeándose la cabeza, en la cual tenía una especie de gorra azul y luego la parte superior de la chaqueta que tenía un cubre cabeza, todo de material plástico. Me coloqué  encima de él para cubrirlo y darle protección mientras que les indicaba a los demás que subieran a la casa. Noté algo extraño en el niño y metí mi mano entre las dos capuchas, al recibir el mensaje me inquieté mucho y quité la parte superior de la chaqueta sintética ; el azul estaba manchado con un circulo de diámetro aproximadamente de tres centímetros; quité con el cuidado del momento, de las balas y en el suelo, el gorro y miré una separación del cráneo del niño  desde su sien derecha hasta su región posterior, le  coloqué nuevamente el gorro y comencé a gritar :Niño herido, niño herido; ya habían muchos soldados por todas partes. Los soldados viéndome con el niño se percataron de la verdad al ver mi mano derecha ensangrentada y colocada en la cabeza del niño. Me dejaron pasar entre ellos y un de ellos me dio una palmada en la espalda. No sé en que momento me quitaron el niño de mis brazos, ahora era yo que estaba en shock y subiendo las escaleras en dirección a la casa del niño, miraba a al gente lanzarles piedras, botellas y objetos contundentes a los soldados mientras que se escondían en las paredes o en cualquier otro lugar que les brindara refugio; escuchaba a gritos  decir: No tengan miedo que eso es lo que quieren. Logré llegar a la casa, no sé cuando, si fue el mismo día o en otro tiempo. Lo cierto fue que al llegar, alguien, que se estaba bañando, tal vez el hermano de mi novia, al saber que era yo; gritó: dí la verdad. La madre del niño me guió donde estaba y lo encontré dormido. Comenzaba a decir o lo pensaba, lo del cráneo abierto, cuando lo descubrí del gorro azul y encontré una cicatriz desde la cien hasta  la parte de atrás y comencé a gritar ¡Milagro Milagro¡. Era el mismo niño pero como de tres años más.

                                                 Venezuela Nueva Esparta Margarita
                                                  Freddy Peñalver
                                                  3,32, AM 12/03/2015


¡CON CRISTO ME VOY A LA GUERRA¡