martes, 29 de marzo de 2011

La Infanjarilla Azul...

"Ave ancestral"
Jafeth Gomez
Era temprano en la mañana, tal vez no eran las 8 a.m. cuando ya el niño jugaba al silencio, a la tranquilidad, a la soledad. El día estaba claro y el sol regalaba su luz solitaria. La vegetación lo conformaba un jardín amplio, con variados árboles ornamentales, arbustos y una grama bien cuidada, con una poda geométrica sencilla de los árboles y los arbustos. Era un jardín cuidado por hombres vestidos de verde y con armas largas. El niño se desplazaba solo dentro del jardín, admirando o mirando el color verde, las flores y la sombra que lo cobijaba de los árboles mayores. Escuchaba el silencio, que ni siquiera interrumpía sus pensamientos. Caminaba sin orientación pero a sabiendas de que estaba solo y seguro, no por los hombres, sino por la paz. De vez en cuando escuchaba el cantar de algún pájaro fuera de sus predios. Tomaba las flores en sus manos pero no las maltrataba. Andaba tranquilo sin ahuyentar los grillos, que saltaban al sentir su presencia cerca de ellos. A veces se agachaba y con rodillas en tierra los tomaba, los miraba y los soltaba. De repente el cantar de un ave, en sus predios, le cautivo su atención. Quedó inmóvil y buscó lentamente, el lugar de donde provenían aquellos cantos sencillos e infanjarillos. Por fin pudo observar, como a tres metros, a una pequeñita cola y el lomo de una pequeña avecilla azul. No tendría más de siete centímetro de largo aquella ave cantarina.

"Melodía de la noche azul".
Jafeth Gomez
Pasaron algunos años, cuando ya el niño preadolescente, subía un árbol que se encontraba, como muchos otros, en el fondo de la casa de su tío. El trepador se encontraba lejos muy lejos de aquel jardín resguardado por uniformados de verde. Era su nativa oriente pasando unas vacaciones escolares de agosto – septiembre cuando visitaba a sus familiares desde la capital de Venezuela a la tierra de los habitantes gentiles. Nuevamente, mientras subía lentamente el árbol grande y frondoso, regresaron aquellos tiempos en el jardín.


La avecilla no dejaba de cantar y el niño se desplazaba desde el suelo, con las rodillas en tierra, hacia la infanjarilla que cantaba y que al mismo tiempo agitaba su colita al ritmo del aíre de sus pulmones. Desde la posición del niño, la avecilla se encontraba como a la altura de su cabeza y tanto las ramas como los arbustos escondían a los pequeños personajes. Ya le faltaría como dos metros para llegar a el ave.

El caraqueño, como llamaban al joven adolescente, desde el suelo, había visto un ave azul, un azulejo grande y maduro que salió de su nido. Le llamó mucho la atención ya que, el ave sobrevoló su cabeza en varias oportunidades para luego dirigirse nuevamente a su nido, posar en él por varios segundos y volar hacia otro árbol a picotear una iguana. El no joven aún, logró llegar al nido y subió su cabeza de tal manera que pudo observar tres huevecillos color azul. Ya el ave había dejado de pelear con la iguana, que observaba al intruso, muy quieta desde el otro árbol. “No toques los huevos de un nido” a alguien, en algún tiempo, escucho decir y por lo tanto respetó aquel consejo. El escolar miró al ave.”Son tus nietos, padre mío”. “Tus hijos son míos”. “Así es, padre mío”. El preadolescente bajó del árbol y se acercó al otro árbol donde se encontraba la iguana. Tomó unas piedras y se las arrogó, sin ninguna intención de pegarle sino de alejarla. “Son mis nietos”.

"Mariposas de vuelo libre"
Jafeth Gomez
¿Cómo fue? No lo supo. Solo recuerda al señor que lo tenía en sus manos y que trataba de darle comida, pan mojado con leche, en el pico. ¿Cuánto tiempo estaría inconsciente?, tampoco lo sabrá. Solo recuerda que iba volando cuando al tratar de pasar por los huecos cuadrados de un edificio se impacto con algo transparente, cayendo en el sobrevolado del piso del apartamento. Lorenzo, el señor de la casa, miró hacia la ventana de donde surgió el impacto y pudo ver unas plumas verdes, de un cara sucia, que caía. Abrió la ventana, se inclino a través de ella, y tomó al perico en sus manos, que parecía como muerto. Se sentó con él en la mesa y comió hasta que al buen rato despertó cara sucia de su impacto. Y lorenzo, que así ahora llaman a el perico, cara sucia, se hizo un miembro más de la familia. Pasaron muchos meses y Lorenzo se desplazaba por todos los rincones del apartamento y cerca de la hora del mediodía se acercaba a la mesa, al lugar en donde un día despertó y miró al señor Lorenzo que esperaba el momento para alimentarlo. Desde entonces siempre esperaba al señor para comer juntos del mismo plato y de allí comían Los Lorenzos. A la hora del almuerzo eran varios los que se sentaban para almorzar juntos, pero Lorenzo, no comía de otro plato sino del plato del señor Lorenzo. Se montaba en la orilla del plato y desde allí picoteaba la comida y las que le daba el señor de sus manos. Otros al tratar de darle comida volaba al hombro izquierdo del señor Lorenzo. Patón, era un joven adolecente que por tener los pies muy grandes lo llamaban así. Era sobrino del señor Lorenzo y frecuentaba el hogar de su tío. Un fin de semana, cuando Patón hablaba con su tío, Lorenzo se encontraba en el piso detrás de ellos en la amena conversación, solamente que Lorenzo no se le ocurrió volar y colocarse en la ventana como solía hacerlo, cuando se reunían a charlar. Tanto el tío como el sobrino, no sabían de la presencia del “cara sucia” en la conversación. Lorenzo se encontraba en un sobre salto o sobre piso del apartamento. Fue cuando Patón bajó el píe del sobre piso y el señor Lorenzo gritó con toda sus fuerzas.
_ ¡Cuidado!_ Llevándose las manos a la cabeza. Se escuchó un “Crash”

"Niña y Tucán"
Jafeth Gomez
Así, en cuclillas, se movía suavemente y lentamente siguió estirando el brazo en dirección a la avecilla, que no paraba de cantar su melodía preferida. La infanjarilla miraba de un lado al otro y aumentaba su trino al cantar. “Ahora o nunca”, pensó y estiró su brazo y con la mano atrapó a la avecilla que cambio su tono de cantar en un trino escandaloso. ¡Era su libertad! Su canto se transformó. El niño se levantó con el ave en sus manos y lo observaba de muy cerca mientras que apuraba la salida del jardín. Ya el hombre vestido de verde, lo apuntaba con su arma larga, porque había visto unos movimientos muy silenciosos y quietos. El hombre soltó un suspiro cuando miró al niño. Este al verlo se dirigió a él corriendo. Al llegar le ensenó lo que tenía en las manos sin dejar escapar al canto prisionero. El hombre al verlo le preguntó_ ¿Qué vas a hacer con él?_ Como insinuándole que necesitaría una jaula y tendría obligaciones de cuidarlo y alimentarlo. Sin responder nada: Alzó sus manos hacia el oriente y soltó a la avecilla la cual se oculto en el sol de la mañana.
_ ¡Vuela avecilla libre!_ ¡Adiós Cucú! Era su canción preferida.” Oye papá, cucú se fue, prende la luz que tengo miedo”.
A Gugu, Pito y Kika
Fin
Freddy Peñalver Venezuela- Margarita 24/03/2011

2 comentarios:

  1. Querido Freddy.
    Maravilloso.
    Es de lo mejor que has hecho, múltiples lecturas, tiempos, personajes, mundos, atmósferas y destinos.

    Y un final que te deja al borde del abismo del amor, de la ternura, del dolor y la nostalgia, en la mas cálida de las noches (cálida de calidez humana, de proximidad, de intimidad amorosa), frente a una criatura que va a dormir y confía en tí y en tu cuento de esa noche. Y todo eso te pilla desprevenido pero nunca defraudado ni dolido por los caprichos de la vida.
    ¿Un dolor y una alegría serena? ¿Mansa?.
    El niño que juega a la soledad y a la tranquilidad, que se sabe seguro "pero no por el hombre sino por la paz", el misterioso diálogo: "son tus nietos padre mío" que nos lleva lejos sin saber a donde, lejos en el tiempo en el espacio, mas allá de la paz y de la oscuridad, donde solo lo sagrado se explica y tiene derecho a hablar.
    Es de mis favoritos hermano, quería decirlo publicamente...

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  2. Gracias hermano por hacer esos comentarios que lo que hace es comprometerme conmigo mismo más para continuar en estos caminos de soledad rumbo a lo desconocido pero con la esperanza de que la paz existe.

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