jueves, 2 de junio de 2011

Azulina aprendió a volar en la amada tierra de mariposas...

Por Irma Oropeza.

"Libertad Natural"
José de la Barra
Al sur de Venezuela en el  Estado Amazonas existe un lugar llamado Amada Tierra De Mariposas, en ese lugar por supuesto viven muchas y variadas  mariposas,  y allí por casualidad conocí a una hermosa mariposa llamada  Azulina, la cual  me narró una bella historia, que yo hoy quiero compartirla  con ustedes.
 Azulina y yo nos hicimos amigas un día 31 de octubre, era mi cumpleaños y mi hermana como regalo me llevó a conocer el Parque La Llovizna, yo estaba un poco triste porque casi nadie  había recordado mi cumpleaños, yo estaba sentada en  uno de los en un banquito que hay en el parque, miraba fijo hacia un árbol de guayaba en flor, cuando de pronto llegó una radiante mariposa y con mucha elegancia se posó en una de las flores del arbolito de guayaba y comenzó a abrir y a cerrar sus  alas, me impresionó tanta belleza y me  acerqué poquito a poquito, la mariposa no mostró miedo alguno por eso seguí avanzando hasta colocarme a su lado, ella voló hacia mi hombro, me rozó con sus suaves antenitas,  asombrada y halagada me quede petrificada, pero me asombré  más aun cuando con una vocecita de cristal, la linda mariposa me saludó –hola ¿quieres ser mi amiga?- Le contesté que sí, claro que sí, que me emocionaba mucho ser amiga de una mariposa,  se puso cómoda en mi hombro y dijo: -acuéstate en la hierba que te quiero contar una historia, porque ya que vamos a ser amigas debes  saber cosas de mi. Con mucho cuidado me fui bajando hasta el suelo y me recosté, ella seguía en mi hombro, cuando termine de recostarme dijo –si ya estás cómoda puedo empezar a contarte una historia para que quede sembrada en tu corazón, y así siempre, aunque pase mucho tiempo, siempre  siempre me recordarás, yo como pude le bese una de sus alitas en señal de aprobación, y le dije que me hacia la persona más feliz de la tierra siendo mi amiga y que estaba muy interesada y contenta de poder oír todo lo que ella quisiera contarme, me devolvió el besito y comenzó a contar.

Empezó a contar como la hacía mi querida abuela en esas noches en las que antes de irnos a dormir siempre pedíamos un cuento a nuestra  bella y querida “agüela”.
Durante tres horas y 45 minutos Azulina me narró una historia, y esa historia es la que les voy a contar ahorita mismo.
Y mi historia, que no es mi historia comienza así: Había una vez una mariposa que  era tan hermosa, pero tan hermosa que todos los que habitaban en ese lugar donde ella vivía  no hacían otra cosa que mirarla y admirarla, sus padres eran el sr Mariposo Negro y su mamá la señora Mariposa Azul, por eso es que Azulina tiene las alas muy azules como su mamá y los bordes de las alas negros como las alas de su papá. Vivía esta linda mariposa en un lugar llamado Amada Tierra De Mariposas, allí en esa tierra solo habían sembradas plantas de rosas de todas las formas y todos los colores, había rosas en forma de helados de barquillas, en formas de teteros, de ponquesitos, en forma de tacitas, de creyones y de chupetas,  había también allí las asombrosas rosas doradas, y las increíbles rosas plateadas tan difíciles de hallar, esas rosas solo se consiguen en una lejana y altísima montaña llamada Fantasía, de allí de esa montaña los padres de Azulina las habían traído especialmente para su adorada niña. 

"Encuentros"
José de la Barra.
En la Amada Tierra De Mariposas todos compartían los alimentos, las viviendas, el agua, las alegrías y las tristezas. Ellos sabían que la mejor forma de solucionar los problemas que se presentan en la vida era estando unidos
Los padres de Azulina solo la tenían a ella, y le consentían y permitían  cosas que ningún padre por mucho que ame a sus hijos, se lo permitiría;  no era extraño ver como casi todos los días la mariposa armaba berrinches, era habitual ver como se tiraba al piso y amenazaba con hacerse daño, también retenía la respiración y no cesaba de lanzar patadas y manotazos a quien se le acercara, cuando esto pasaba los padres muy nerviosos casi le rogaban que se tranquilizara y le daban  a cambio viajes, regalos, dulces y perfume de azahar.
Sus padres no la dejaban hacer nada porque según ellos la amaban demasiado como para permitir que se estropeara sus lindas manitos limpiando sus alitas,  o lavando su carita, ella estaba todo el día en su tibio lecho y hasta allí le era llevado todo.

Con el pasar del tiempo los padres de Azulina estaban desesperados, pues ellos  no  sabían cómo su niña se había convertido en una mariposa tan exigente y poco agradecida, tanto con sus familiares como con sus amigos. El grillo por ejemplo era su mejor amigo, aunque  ella no se percataba de eso;  grillo iba todas las noches al pie de su ventanal a darle las más hermosas serenatas de canciones de cuna hasta que ella se dormía, la luciérnaga entraba y alumbraba su linda cuna hasta que ella comenzaba a soñar, las abejas libaban néctares de rosas azules especialmente para ella y el gusano de seda junto a las arañas producían las más hermosas y acogedoras sábanas, los manantiales le producían las más limpia y fresca agua y todos los días un batallón de coquitos dorados, rojos con punticos negros y blancos venían a jugar con la hermosa mariposa, sin embargo ella los ignoraba,  y solo  se dirigía a ellos para darles ordenes sin ningún respeto o consideración.
La  hermosa mariposa fue creciendo, ya era una adolescente y era cada día más hermosa aunque ya podía hacer algunas cosas por ella y por su hogar, continuaban haciéndole todo, ella nunca supo de donde salía todo aquello que le era dado, y aunque seguía siendo  muy arrogante y hasta odiosa, sus amigos la seguían amando -ya se le pasará- pensaban.
Pero el tiempo pasaba y los padres ya no sabían cómo complacer los caprichos de esta malcriada y linda mariposa, que ahora se creía más hermosa que las Orquídeas y que los Araguaneyes, más hermosa que las estrellas, y más radiante que el sol.

Esta amiga, un día por ejemplo solicitó desayunarse a la luna, otro día sopa de estrellas y en una oportunidad pidió que la llevasen a pasear montada en la cola de una bella serpiente coral, quería que le hicieran un tobogán con el arcoíris, y que le crearan un columpio en la melena del león, esto estaba cada día más difícil y los desesperados padres pedían ayuda a todos los consejeros, pero en realidad no escuchaban a ninguno. Así fue pasando el tiempo entre la desesperación y  la emoción por aquella hermosa hija tan hermosa y tan malcriada.

Un día, el 10 de mayo del 2002, para ser más exactos, amaneció y el día era como de color gris, las nubes se veían bajitas y muy gordas, un ruido estremecedor salía del cielo junto a luces en formas de espadas que se venían del reino de los cielos  para la tierra y se clavaban nadie sabe dónde, el viento  venía frio y silbador y unas gotas de lluvia grandes como mangos, comenzaron a caer, en menos de una hora toda aquella Amada Tierra De Mariposas se convirtió en un perfecto desastre, todas las rosas fueron arrasadas, y en aquel hermoso pedacito de tierra solo quedo una dolorosa  destrucción.
En un sitio muy distante  de su hermosa casita,  entre piedras y pedazos de rosas y un gran lodazal se encontraba nuestra amiga Azulina, presa del terror,  apenas tenía fuerzas para gritar ¡¡¡auxilio!!!! Grito muchas veces pero nadie respondía a sus peticiones y así la encontró la noche,  azulina casi moría del miedo, no podía entender qué pasaba,  Porqué a ella le pasaba esto, dónde estaba su amigo grillo, la luciérnaga ¡Dónde Dios mío, dónde que no los veo

"Arlequines Femeninos"
José de la Barra"
De tanto llorar  y por el cansancio se quedó dormida  y al despertar se dio cuenta que solo le quedaban dos caminos: luchar por su vida o dejarse morir ya que no había nadie que la ayudara, sus padres ya no estaban, tampoco sus amigos, y lloró amarga pero serenamente.  Anocheció y en aquella densa y fría noche se acordó de Dios y le rogó que le permitiera amanecer viva, y así entre el terror y la esperanza se quedó dormida,  fue la luz del padre sol quien la despertó al día siguiente con sus ardientes rayos sobre sus heridas alas, la mariposa suspiró muy hondo; tan hondo que le dolió el corazón, acto seguido sacudió sus aporreadas alitas, limpio el barro que cubría sus patitas, lavó su carita en el primer pocito que vio, se buscó un bastoncito y echó a andar,  a ratos caminaba y a ratos volaba aunque las alitas mucho le dolían, a medida que iba avanzando se iba calmando y ya se sentía más segura, se percató con alegría que ella ¡si podía valerse por sí misma! Caminó,  caminó mucho, saltó charcos, se caía, rodaba, estaba desorientada, pero sus ganas de vivir eran superiores a todo aquello que debía enfrentar. Al fin llegó a la que un día fue su amada casita, solo que allí ya no había casita, todo estaba irreconocible, y la mariposa  que volvía tampoco era ya la misma, externamente estaba cambiada, no se veía ya tan bonita, estaba toda embarrada, golpeada, ya no se veía tan hermosa,  pero  también además esta mariposa traía algo que la hacía una mariposa diferente, traía en su alma una cosa que llaman valor y además traía un profundo rechazo a la autocompasión.

Muchos de sus amigos que al igual que ella sobrevivieron, al verla lloraron de alegría, la recibieron con el amor de siempre y le dijeron que sus padres ya no estarían más, pero que no se preocupara que ellos la mimarían y la cuidarían al igual que ellos, y le  dijeron  que ella seguiría llevando la misma vida de reina de antes, que ellos reconstruirían su palacio y  quisieron lavar sus ampolladas paticas pero Azulina no lo permitió, y así fue como descubrió el regocijante placer de hacer, de inventar, de transformar, de volar, de conseguir, de caerse y levantarse, supo del frio, del calor, del crear, y del gozo de  servir a los amigos sin esperar recompensas o reconocimientos. Se fue descubriendo poco a poco en todas las cosas que se pueden hacer en la vida, descubrió que podía pintar los paisajes más hermosos, se dio cuenta con fascinación de su capacidad de hacer chistes,  de reír hasta llorar de la risa, se enteró de que con el respeto garantizamos la paz. Entendió que hay una belleza interior que no es tan frágil como la belleza física, y que esta belleza te puede hacer más importante y grande que la belleza exterior, porque esa se acaba, pero la interior trasciende la muerte.
 Azulina aprendió a cantar, lava su carita en las mañanas, busca todos los días el néctar en los rosales que ella misma ayudo a plantar,  aprendió a tejer con las arañas y ahora todos en la comunidad tienen sabanas de seda, y en la Amada Tierra De Las Mariposas todos viven, cuidan y disfrutan de las bondades que les regala la madre naturaleza, ella imita a los árboles: produce para todos y no le importa quién se beneficia.

"Spring"
Elena Oleniuc
Esta historia me la conto mi linda mariposa hace mas de 10 años, supongo que hace mucho tiempo también que andará por esos cielos de Dios, convertida en un espíritu de luz, guiando a otras mariposas en sus caminos de la vida. El día en que ella me terminó de contar esta historia, ya mis lagrimas se habían secado en la grama del parque, volteé suavemente y vi a Azulina mas radiante, la bese nuevamente en una patica, me preguntó si la olvidaría, le jure que no, y se alejó, se fue como había llegado con esa misma elegancia.

Yo regresé a mi  Amado Charallave de siempre y nunca más la volví a ver y  hoy al contarles esta historia le estoy cumpliendo la promesa de no olvidarla, y le estoy haciendo honor a nuestra amistad,  ahora ella no solo estará  sembrará en mi corazón, les estoy contando su historia para que tampoco ustedes la olviden y para que  la aprendan a querer tanto como yo.

Cada vez que veo una mariposa me acuerdo de mi amiguita, no la he olvidado, ni la olvidaré, ella está sembrada en mi corazón.


Fin.

  

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