sábado, 25 de junio de 2011

Una Pequeña Aventura...

Capitulo primero
La hora sustraída

   Nuevamente, los muchachos lanzaron la moneda al aíre. Pero esta vez cambiaron.
_ Si, sale cara, nos vamos al occidente del país- Era una mañana víspera de semana santa. Era la época cuando Venezuela gano en el festival de la OTI con la canción “Esas son las cosas”. Los muchachos tomaron sus macundales y con sus pocos recursos económicos, se lanzaron a la aventura del occidente.
_ ¿Pero hacia dónde vamos?_ Se preguntaban _ Para donde nos lleve la suerte_ Comento uno de ellos _ Muy bien nos quedamos en la bajada de Tazón y desde allí pedimos cola y para donde vaya el chofer  iremos nosotros._ Propuso otro._ Muy bien acordaron todos. Eran como las nueves de la mañana, cuando los muchachos se despidieron de sus familiares. Cuatro de ellos bajaron del cerro y se encontraron con otro que vivía en la parte baja de San Andrés, El Valle. Lo apodaron “Che”, Macaco, Rolando, Lapa y Freddy. Había cierta timidez en los muchachos pero Che le inyectaba al grupo dinamismo y jocosidad; dejaba, a un lado, su comodidad para atreverse siempre en ser el primero. Primero en agarrar el morral y colgárselo en el hombro. Primero en ayudar a los otros a acomodarse el morral, primero en hacerle la señal de pare a el autobús, primero en subir con dinamismo y agilidad entre gracioso y grotesco; tal vez por lo grande   de su cuerpo, primero  en incentivar y ayudar a los otros a subir a la unidad de transporte, primero en pagar por todos, primero en sentarse, primero en bajarse. Siempre con la actitud jocosa y el espíritu joven y aventurero.
   El transporte público llevó a los adolecentes  a  la, entrada de la, Mariposa. Desde allí, caminaron a la bajada de Tazón y frente a la bomba de gasolina, hacían la señal de la cola. ¡Y Che, siempre de primero! Con fogosidad y alegría asomaba el pulgar izquierdo  en señal de aventón hasta que se paró un jeep cabina larga y el mismo Che se sorprendió de lo efectivo de la señal. Arreo a los muchachos y todos corrieron al vehículo detenido.
_ ¿Dónde van muchachos?_ Los recibió el chofer_ Para donde vaya Usted_ Contestaron tres en coro._ ¿Cómo es eso?_ Inquirió el chofer sorprendido._ Es que tenemos la aventura de ir para donde nos den la cola_ Contestó el, hoy, finado._ Bueno, me dirijo a Cua_ Agregó el chofer_ ¡Perfecto!_  EL jeep era una unidad del Consejo Venezolano del Niño.
   Por el camino el chofer y los adolecentes hablaron de generalidades, siendo Che y Freddy quienes llevaban la batuta de la charlaría. Y el tiempo pasó como pasa el tiempo, sin detenerse.
   _ Hasta  aquí llego _Era la cercanía de la entrada de Cua. Lapa y Rolando, que eran como hermanos; sin serlo, se miraron a los ojos y dijeron _ Por aquí cerca hay una poza _ Ellos eran conocedores de los lugares por tener familiares y conocidos viviendo en Cua, San Casimiro y Cogollar. Che, Macaco y Freddy reflejaron en sus rostros unos rasgos de complacencia al saber de un encuentro con aguas de campo ya que sus vidas la tenían llenas de aguas de baño, aguas entre cuatro paredes. Bromearon por el camino, de campo, hasta que llegaron a la poza grande con árboles frondosos y no había un alma por el lugar: sólo ellos los dueños de la vida. Era, quizás, principio de la tarde. Lapa y Rolando se desprendieron de su ropa y en interiores no tardaron en sumergirse en las aguas y cruzar nadando de un lado al otro  la gran poza. Macaco, también se emocionó y no tardó en acompañar a los primeros. Freddy también se propuso a bañarse pero se quedó de este lado de la poza sin cruzarla y a veces la cruzaba con dificultad. Quizás  transcurrieron como 20 minutos, con los muchachos en las aguas. Tres del otro lado y uno del lado opuesto, de los otros, en el pozo. Los cuatros empezaron a motivar a Che para que se bañara ya que este se mantenía parado y alegado de la orilla de las aguas como viendo a los muchachos disfrutar del preciado liquido.
_ ¡Vamos, Che, báñate! _ Gritaban todos. Él los miraba, como disfrutando algo desconocido y nunca vista por él. El grupo continuaba bromeando con Che hasta que éste se desprendió de la ropa, corrió al pozo y dio un salto y gritando ¡Gerónimo al agua! Y todos vieron los pies luego todo el cuerpo hundirse en las aguas. A los pocos segundos, salieron las manos  de Che dando manotones a las aguas y su cabello largo, todo alborotado, emergía y se volvía a hundir, para luego emerger con sus manoteos desesperantes e inmersiones de la cabeza donde el cabello jugaba un papel principal. Todos disfrutaban  del shock presentado por Che en las aguas y fue en la tercera emersión que Macaco grito _ ¡No está bromeando, se esta ahogando!_ Y se lanzó, al igual que Lapa, al auxilio del Che. Lapa logró agarrar las greñas y Che trato de aferrarse a él, mientras que Macaco se hundió y lo agarro por los pies y, como pudo, lo lanzó  a la orilla con el arrastre de Lapa por las greñas. Todos rodearon a Che ya en la orilla y fuera de peligro. Rolando rompió el cerco, “¿Por qué no dijiste que no sabias nadar?” _ No te hubiéramos presionado _ Dijo Lapa _ Claro pensamos que sabías nadar_ Agrego Freddy. Che no respondía, aún estaba en shock._ Parecías una loca, golpeando las aguas_ Dijo Macaco y Lapa como siempre bromeando _ ¡El pozo de la loca, el pozo de la loca! _Y todos, incluyendo Che, se reían. Los cuatros regresaron al pozo y Che se quedo en la orilla sin introducirse en las aguas pero disfrutaba del baño de sus compañeros. Decidieron seguir el camino, ya que la tarde estaba a mitad de camino. Ellos sentían, como que el día, aún le faltaba darle algo más de distancia, porque Cua era como muy cerca de la capital de donde ellos venían. No tardaron en agarrar otra cola que los llevaría al pueblo donde Miguel Otero Silva se inspiró para escribir la novela “Casas muertas”. Quienes habían leído la novela les parecía el pueblo, tal y cual lo había descrito el escritor; las casas tenían un halito de vida. Ya estaba  atardeciendo y decidieron, después de conocer algunas ruinas del pueblo, pasar la noche en  una pequeña colina en la cercanía del pueblo fantasma.
   Eran como las seis de la tarde y entre todos buscaron leña para cuando llegara la noche encender una fogata.  El cielo estaba despejado, no se veía nube alguna, y las estrellas comenzaron a aparecer en el firmamento. La noche apareció y la oscuridad fue mitigada por la fogata, que solamente los fantasmas del pueblo la miraban y aquellos cinco aventureros. Rolando, lapa y, en especial, Che comenzaron a hablar de cuentos de muertos, descabezados, desaparecidos, aparecidos y otros, lo hacían con toda intención ya que sabían que Macaco se asustaba con tales cuentos. Cuando entró las nueve de la noche, Macaco no aguanto más y dijo _No juegue vale, déjense de ese juego _ Freddy lo apoyo y propuso guardias de la noche _ Hay dos relojes _ Dijo y continúo _ El de Che y el mío; hagamos cinco turnos de guardia: de 10 hasta 11.30pm, la primera; 11.30 hasta 1.00 am, la segunda; 1.00 hasta 2.30 am, la tercera; 2.30 hasta 4.00 am, la cuarta y 4.00 hasta 5.30 am la última. Estamos claro _ Terminó. Se hizo una pequeña pausa como analizando la cuestión y Freddy preguntó _ Bueno ¿Quién hará la primera guardia?_ Y en fracciones de segundo contestaron _Yo, Yo, Yo, “Yo”_  Freddy agrego _ Me lo imaginaba, mejor hagámoslo con un sorteo. A Lapa le tocó la primera guardia, Rolando la segunda, Che la tercera, Macaco la cuarta y Freddy la última. “Pero ¿cómo vamos a saber la hora?”, pregunto quien hoy no está. _ ¡¿Buena pregunta?!_ Acertaron todos con la cara de ¡Buena pregunta! Freddy intervino _ Como ven hay dos relojes el de Che y el mío. El de Che lo pasamos de guardia en guardia hasta la última, que es la mía._ Calló. “¿Cómo es eso?”. Preguntó el primero. Trató nuevamente de intervenir Freddy cuando Che lo interrumpió diciendo_ Mi reloj se lo doy a Lapa y cuando termine de pasar su guardia llama a Rolando y le entrega el reloj, luego Rolando me lo da a mi cuando termine su guardia y yo cuando termine se lo doy a Macaco y por último, Macaco le da el reloj a Freddy_ Terminó y Rolando dijo “Si es así, sí vale”.
   La primera guardia fue muy amena ya que el grupo poco sueño tenía y Lapa recostado de una roca hacía guardia bromeando y riendo. Freddy buscó un sitio para dormir, al rato Che, después Rolando y faltando como media hora, para terminar la primera guardia, se acostó Macaco. Lapa se levantó acercándose a la fogata, la avivó y se quedo en cuclillas cerca de ella. La mirada la tenía figa en la fogata y por su mente empezaron a llegar recuerdos de su papá, mamá y sus dos hermanas. Todos ellos eran muy jocosos y para todo tenían una broma. Papá Lapa era altísimo que en vez de llamarlo Lapa debía llamarlo “Varilla de tumbar coco”. Mamá Miguelina, tenía una sonrisa franca con una encía grande, pero a ella no le importaba y cuando reía, reía con ganas. Gisela, también para su edad, era una chica alta, al igual, que la hermana menor. “A esta hora ya papá debe estar dándole el beso de buenas noches a mamá y a mis hermanas. ¡Papá no te olvides de mi!”. Lapa, se quedó meditativo mirando las estrellas y jugando con el reloj. Miró la hora y se levantó, se dirigió para donde dormía Rolando y lo Llamó _ Te toca hacer la guardia _ Le dijo “¡Ya tan rápido!”. Sorprendido comentó el despertado. Se retiraron un poco del grupo y se acompañaron un buen rato, hasta que Lapa sintió sueño y se fue a acostar cerca de la roca. Se durmió. Rolando se acercó a la fogata, le añadió algunos troncos y se sentó cerca de ella. Al igual que Lapa era el hermano mayor con dos hermanas. Su papá Rufo había muerto algunos años atrás, de alguna enfermedad penosa y Rolando muy adentro de él, profería bellos recuerdos del viejo. Su mamá Tina era una buena obrera en una industria chocolatera. “A esta hora, mamá y mis hermanas deben estar durmiendo plácidamente”: Mirando la fogata se le presentó una cancha donde se jugaba futbol de salón, en una de las escuelas de los salesianos por los Teques. Se veía desplazándose por la cancha y detrás del balón. Él era gordito y pequeño pero con agilidad para correr detrás del balón. Después de la muerte de su padre esos sueños se lo llevó chiribico, el cachuo. Una lágrima se concibió mas no se gesto ni dio a luz en su rostro. No sabía expresarlo, pero le inquietaba la vida sentimental de su madre. Rolando, se quedó meditativo mirando las estrellas y jugando con el reloj. Se levantó y caminó con cuidado, para no despertar, alrededor de los muchachos. Se detenía por minutos, mirando a cada uno. En estos momentos me dicta: “Che, Che, gracias”. Miró la hora y se encaminó a Che. Lo miró con gratitud. “Che, Che, despierta, te toca hacer la guardia”. Che se levantó con agilidad, alzando los brazos y dando salticos a la forma de un campeón de boxeo al comenzar la pelea y presentándose al público retador. Rolando le regalo una sonrisa y se apartaron un poco del grupo y hablaron, aquella noche, de las cosas que no harían en la vida. Rolando bostezó y buscó el sueño eterno.
   Che se acercó a la fogata y la alimentó. “lastima que no tengo café, no importa saboreare el de mi mamá”. Che hacia unos gestos de hacer café y luego señales de tener un platico con una taza cerca de sus labios y saboreando el liquido mágico de la mañana. De repente una briza recorrió todo el espacio en donde se encontraba y la fogata se estremecía con la briza. Era una briza cálida y protectora. Traía un mensaje “te amo” decía en el oído de Che. Mirando la fogata pensó: “A esta hora mamá y papá deben estar durmiendo arrullada mente en su cuarto y mi hermana en el suyo y mis conejos y mi perro también. Pero sé que me extrañan; como yo a ellos”. Se levantó y miró a los cuatro lados: Freddy al este, Rolando al norte, Lapa al sur, Macaco al oeste y él en el centro. “Cuatro seres, cuatro vidas y yo el cuidador del mundo, del universo. Juro, como Bolívar en el Monte Sacro; ¡No bajar la guardia en esta guardia!” Miró a Freddy “He llegado a ellos gracias a ti, porque nos conocimos en el liceo; En el Gallinero”. Miró al oeste y guiñó un ojo, marcando una leve sonrisa al personaje que dormía en esa dirección. Miró al sur y aguanto una carcajada que le originaba quien dormía allí. Miró al norte y la vista se le perdió en el infinito nostálgico. Volvió en si y hoy se dice “Allí vas conquistando sueños”. Observó el cielo estrellado y se preguntó. “¿Dónde estas Dios? ¿Es verdad que has muerto para dejar un heredero en tu lugar para gobernar el mundo; Jesucristo?”: Che, se quedó meditativo mirando las estrellas y jugando con su reloj. Dio un salto silencioso al oeste y se agacho _ Mantonio, Mantonio _ Llamó _ ¡Ah, ah! ¿Qué pasa, qué sucede? _ Se levantó Macaco sobresaltado _ Nada _ Calmándolo _ Te toca hacer la guardia _ Agregó Che _ No chico, no va a pasar nada. Acuéstate a dormir _ Y se volvió a enrollar en el trapo de cobija. Che lo toco más fuerte _ Es un acuerdo, te toca cuidar _ Dijo _ Esta bien, ya me paro _ Cediendo _ Ya no, ahora _ Enérgicamente _ Esta bien, esta bien. No te arreches _ Y presentando una gran sonrisa se levantó Macaco. _ Oye Che, si yo puedo jugar con un personaje real, puedo jugar con infinitos imaginarios _ Seguía la sonrisa ahora un poco seria _ ¿Qué palabras, coño, son esas?; tú y tus vainas. Has la guardia y no hables pendejadas. ¡Filosofo barato! _ Digo el ex guarda _ Chito,           Che, no ofendas _ Se apartaron un poco del grupo y fraternizaron un rato hasta que Che tuvo sueño y se despidió _ Chao, filosofo _ Y ambos sonrieron.
Macaco se acercó al lugar donde dormía y se sentó. Un grillo cantó y miró hacia él; luego otro animal  y giró la cabeza. El viento movió las hojas y él se abrasaba más. El viento arreció y silbo y él miro con ojos exorbitados. Busco con qué arroparse y se cobijo. Miró la fogata que comenzaba a debilitarse. Vino a su mente su hermano Oscar, Carmen, José, Isabel, Delia, Josefina y Ramón sus hermanos; también su papá, el compae y la señora Carmelina su mamá. Una familia numerosa sustentada por una carretilla de frutas. Él no comprendía por qué peleaban tanto. No había espacio para vidas privadas. Macaco, se quedo meditativo, mirando las estrellas y jugando con el reloj. Se levantó y llamó al último de la guardia _ Epa Freddy, levántate, te toca hacer la guardia _ Freddy se levantó y estiró los brazos. La fogata estaba apunto de apagarse _ Macaco, todavía esta oscuro _ Decía Freddy incrédulamente _ No sé, no sé, te toca, toma el reloj. Yo tengo frio _ Y se acostó.

   Freddy se armó de valor, al quedarse solo y con las estrellas. Pensó en la fogata y buscó cerca leña y al no encontrar se alejó un poco y, con cuidado a una sorpresa no grata, encontró ramas que le servirían a la fogata. Introdujo las ramas en las llamas y estas se avivaron. Buscó más y encontró. Ya tenía suficiente leña con tres  o cuatro búsquedas, de madera, con temblor y temor a lo desconocido. Sin linterna, a tientas, a oscuras pero ha sabiendo que  era esa la solución: ¡Hallar leña! Buscó un sitio estratégico y lo encontró al sur; la roca cabecera de Lapa. Como un atalaya se instaló allí, primero parado, luego se sentó y desde el lugar miraba los cuatro bellos durmientes y en el centro la fogata viva y ardiente. La inclinación de la colina se dirigía al norte. Detrás de Freddy, la altura del sur. Tocó, sin querer, el bolsillo de su pantalón y se acordó de su reloj. Lo sacó y lo miró ¡Eran las 3.30 am! Miró rápidamente el otro reloj, el de Che, y las manecillas marcaban las 4.30 am. Miró para un lado y luego para el otro, para abajo y para el norte buscando al sustraidor. De esta manera estuvo un largo rato girando la cabeza de un lado al otro, viendo al norte y acercándose al sur. Por fin alzó la mirada al cielo, sonrió y estiró los hombros.

“Decisiones, tata, y comienza la segunda del noveno.”
                                                                        Rubén Blades

Elaboró: Freddy Peñalver  Venezuela – Margarita  30/05/11



2 comentarios:

  1. Me encantan las vacaciones cuando salen al boleo, me acuerdo estando deturismo en argentina que fui de mochilero y que no tenía rumbo fijo, iban a donde iba el que me levantaba. ME encantaron!!

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  2. Gracia Fernando por tu comentario. Nos inspira en continuar la segunda parte. Aprovecho la aportunidad de desearte un prospero año 2012 y espero más comentarios tuyo al igual que algún escrito para Juventud Naciente.

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