Pasado algun tiempo, como unos
tres años, Gugo, mamá y papá se mudaron por los lados de la base de Palo Negro,
Maracay, estado Aragua. Fueron dias muy duro, papá trataba de ganarse la vida
pero le era muy dificil. Un día, papá, le cortaba el cabello a Gugu en el patio
de la casa y movía la tijera como un experto barbero, sin serlo, y en eso
mordió la oreja derecha del niño pero con la fortuna de que no la cortó, pero Gugu,
aunque el papá lo abrazaba y le pedía perdon, el niño no lloró y sólo se
acariciaba la oreja caliente por la mordedura, sin consecuencia, de la tijera.
El padre al pedirle perdón, era como si se disculpara por no tener dinero para
pagar un barbero que le cortara el cabello al niño. Para aquel entonces papá
tenía un carro Doge, que Gugu le puso por nombre Pluto, tal vez seria por el
color beige del vehículo. Gugu, mamá y papá conocieron muchas parte del estado
como: el Henrry Piter, Choroní, Bahía de Cata, el rio el Limón y otros lugares
. Por cierto, en bahía de Cata, si nos colocamos de frente al mar, tenemos a
mano derecha un saliente de rocas empinadas
desde las orillas del mar hacia una pequeña colina y con aproximadamente unos
40 grados de inclinación. Pues por allí, papá y Gugu emprendieron un camino
juntos. Empezaron por las primeras rocas, Gugu adelante sin alejarse del alcance
de papá._ Pon las manos aquí, agarrate y sube las piernitas_ Le decía el padre
al hijo y este hacía perfectamente lo que el padre le decía. Subieron muy
lentamente, y de vez en cuando el padre miraba hacia atras y se preguntaba “¿Qué
estoy haciendo . cómo voy a bajar?”. Pero en ningun momento pensó en desistir
ni de regresar. Su meta era llegar a la
cima. Redobló sus medidas de seguridad y de protección al niño que se entregó
incondicionalmente a las indicaciones del padre. Los tres; la colina rocosa ,
el Gugu y el padre formaron un solo cuerpo inseparable._ Pon las manos aquí,
agarrate y sube la piernita y colocala aquí_
Le decía el padre al hijo. Practicamente, la espalda del niño tocaba el pecho
del padre y sus manos muchas veces se encontraron moldeando las palmas, de
ellas, en la roca solidad. El padre alzó la cabeza para observar cuanto faltaba
para llegar a la cima y pudo mirar una mano extendida hacia ellos _¡Mira es tu
primo, “Calladito”, que nos esta esperando!_ Dijo el padre para darle más ánimo
al niño. Al fin las manos de “Calladito” estrechó las manos del niño y lo
aseguro en la emplanada de la colina._Gracias sobrino_ Dijo el padre.
Por cierto en otra oportunidad
Gugu, mamá y papá en compañía de unos familiares de Guarena, se fueron de paseo
por El Henrry Piter y en su río, que llega a Choroní, pasaron la noche.
Colocaron alarmas alrededor del campamento compuesto con peroles amarrados a
sitios estrategicos con cuerdas dispuestas a distancias equidistantes
aproximadamente. Pasaron la noche sin ningun tipo de novedad.
A la familia no le fue bien en
Aragua y decidieron regresar a la capital. Eran comienzos de los años ochenta y
papá compró ahora una Vagoneer como a mitad de la decada. Un día en una
urbanización de Coche la” Delgado Chalbaud” la que queda al frente de el
hospital de Coche y las residencias del Hipódromo, papá y Gugu arreglaban algo
del carro y fue cuando papá tuvo una mano amiga que lo ayudaba en pasarles las
herramientas, mientras que él se encontraba debajo del carro. Al terminar de
arreglarlo, papá y Gugu se montaron en el carro muy orgullosos de formar un
equipo de trabajo. Muy orontes papá manejando y Gugu de copiloto. Salieron de
la urbanización y en la curva de regreso hacia El Valle la puerta del copiloto
se abrió y Gugo cayó fuera del vehículo de pie y sin soltar la puerta abierta
tomó reimpulso y se monto nuevamente en el carro y cerro la puerta, fue solo un
gran susto, claro que papá al ver la situación disminuyó la velocidad del
vehiculo permitiendole a Gugu la maniobra de bajar y subir al carro. Un día
antes de que Gugu dejara este mundo, papá vendió la camioneta y es que su
mecánico lo llamarían, el día siguiente, del cielo.
En unas de las subidas y bajadas a Guarena, en donde vive la familia de
papá. Papá se detuvo en lo que es hoy
día, el terminal de Oriente y allí sembraron algunas semillas ya que papá cree
que todo hombre debe, escribir un libro, sembrar un árbol, hacer una casa y
hacer un hijo. Gugu, Pito y la Kika sembraron semillas de mandarinas; ese día,
dirigido por la orientación de papá.
En unas de las playas de Higuerote, en una Semana Santa, Gugu se bañaba
con sus primos cuando las olas del mar comenzaron a halar a una de sus primas,
y ella , La Negrita, gritaba llena de terror, todos los primitos salieron
pidiendo socorro para La Negrita, mas el Gugu se acercaba a ella, afincando sus
pies en el fondo de la arena y luchando contra la corrientes de las aguas, y
extendiendo la mano logró asir la mano de La Negrita y ambos se alejarón de las
rocas. Nadie les dió las gracias al Gugu, solamente eran regaños de madres y
tios por bañarse, los muchachos, muy cerca de las rocas .
EL LORO
A finales de los años ochentas
Gugu fue a tener por los lados de la Avenida de
las Fuerzas armadas y
en la casa de Freddy dejó de ser El Gugu para empezar su segunda carrera como “El Loro”,”El Lorito” o simplemente “Loro”. Otra vez su comunicación no era muy bien comprendida pero “como dijo que vivía en El Loro, le pusimos ese nombre” dijo Freddy.
en la casa de Freddy dejó de ser El Gugu para empezar su segunda carrera como “El Loro”,”El Lorito” o simplemente “Loro”. Otra vez su comunicación no era muy bien comprendida pero “como dijo que vivía en El Loro, le pusimos ese nombre” dijo Freddy.
Entró al mundo Scouts desde practicamente niño, su adolescencia y su
juventud la dedicó a “Siempre listo”. Entre los tantos campamentos, una de las
mujeres, Scouts comentó : “ Estabamos en
una colina bordeada con rios y riachuelos, pero no se por qué, los envases de
aguas, las muchachas las habían perdido y aúnque el agua la teníamos
relativamente cerca, la bajada y la cuesta era muy peligrosa y las muchachas no
tenían suficiente experiencia para subir con un balde de agua y para colmo
estabamos incomunicadas. En eso vimos a lo lejos entre el verde follaje el
uniforme inconfundible y comenzamos a gritar para llamar la atención. El joven
miró hacia arriba donde estabamos nosotras y de inmediato entendió que algo no
estaba bien. Cruzó el rio por unos peñascos
y comenzó a subir en dirección a nosotras. En la medida que se acercaba
lo reconocimos, era El Loro. Le presentamos la situación e inmediatamente bajó
con el único thermo que teníamos como de cuatro galones, ya la tarde estaba por
alejarse de nosotras. El Loro comenzó a subir el thermo, lleno de agua y lo
dejó para todas y se alejó, prometiendo volver mañana con las primeras horas
del día. Esa primera noche dormimos con la tranquilidad de saber que, ya
alguien sabía de nuestra necesidad. El Loro se presentó como lo había dicho,
pero con otro thermo lleno de agua y se llevó el vacío que había llenado la
tarde anterior, prometiendo nuevamente regresar al mediodia. A la primera hora
de la tarde, se apareció nuevamente con más agua y luego al final de la tarde.
Así lo estuvo haciendo por un espacio de siete días. La primera que lo veia
subir con el agua gritaba _ El agua, el agua _ Y la algarabía se presentaba.”
Un día que andaba, El Loro, por Los Valles del Tuy, pues por allí tiene
família, esperaba el transporte, en la via principal, camino a Caracas. Fue una
tarde calurosa, y la sombra de un gran árbol, aliado de él, le daba su sombra
mientras que él esperaba su destino. No se impacientó pero tampoco relajó su
rostro, como un pedernal, serio y seco pero siempre dispuesto a regalar una
sonrisa a quien se la recibiera. No estaba uniformado de Scouts, porque estaba
de visita, ese domingo, en casa de su abuelo, al que a escondida le tomaba las
cervezas cuando pequeño. Allí también estaban sus primos y tia. El transporte
llegó, era una camioneta, de esas, estilo aútobus y de color verde montaña.
Todos los puestos estaban ocupados y logró pasar a una muchacha, que se encontraba
detras y cerca del chofer parada y agarrada de un tubo vertical. Se colocó al
lado de ella agarrandose de las asas que sobresalen del espaldar de los
asientos. Nunca se sabía cuando El Loro estaba pensando porque casi siempre su
rostro presentaba un respeto impenetrable pero muy docil para quien se ganara
su cariño. Muy poco pestañaba, ni movia los labios, ni las mejillas, ni la
nariz pero cuando afloraba su sonrisa lo iluminaba todo. La muchacha que iba
parada y él que eran los únicos, manipulaba su celular con la mano derecha y
con la izquierda se sujetaba al tubo vertical. De repente la camioneta
frenó y el celuar salió desprendido de
las manos de la muchacha estrellándose en el parabrisa del carro y ella, ya a punto
de golperase tras el celular y con la gritería que se formó, fua asida por una
mano fuertemente impidiendo el choque de la muchacha con el parabrisa. La
camioneta volcó callendo de un lado, pero la mano asida del Loro nunca soltó a
la muchacha. La puerta quedó bloqueada con el pavimento y Loro golpeó una ventana entre los quejidos
, gritos, llantos y dolores de los pasajeros. Tomó a la muchacha sumida en
llanto y la sacó del vehículo, la colocó cerca de la grama un poco retirada del
carro y le preguntó si estaba bien y ella sin dejar de llorar, pero calmandose
un poco, asintió con la cabeza de que se encontraba bien. Él le dijó “Voy a
ayudar” y la dejó y entró nuevamente a la camioneta ayudando a sacar a los
heridos. Poco a poco fue sacando a los pasajeros, prestando más atención a los
conmocionados hasta que logró sacarlos a todos y más a los que por sus propios
medios no podían. Luego que estaban todos a fuera empezó a preguntarles a los
pasajeros accidentados dónde les dolía. A uno le colóco un tronco debajo del
cuello a otro lo acostó de lado a otro le hizo un torniquete y el siempre decia
“tranquilos, tranquilos ya vienen los paramédicos”. Al rato se escuchó la sirena
de la ambulancia y los paramédicos tomarón el control despues de recibir la
información de Loro “ Este tiene, torcedura en el cuello” decía El Loro a los
socorristas “Este tiene problemas con las costillas” _ Y este torniquete ¿Lo
hicistes tú? Y tú qué tienes_ “Nada” , dijo él. Los pasajeros le preguntaron su
nombre y desde entonces algunos amigos lo llaman “El Angel Gabriel”. Toda su
vida fue Scouts.
En sus últimos años de vida, como siete, Gabriel tomó la decisión de
compartir su vida, sin dejar de ser “Siempre listo”, con un grupo de
hombres y mujeres a los cuales, entre
ellos, se llamaban Hermanos. Infinidad de veces se expresaban como “Queridisimo
Hermano”. Unos de ellos comentó, que “El querido hermano, Gabriel, siempre que
se necesitaba de su ayuda, nunca se excusó sino que siempre estaba dispuesto a
ayudar en la medida de sus posibilidades”.
_ Hermanos, la cadena se ha roto_
FIN
Gracias queridisimos hermanos,
por socorrer a Gabriel, en los momentos más dificiles de su vida y de saber que
existen seres nobles como Ustedes. Tal vez, nunca se vuelvan unir los eslabones
de la cadena que nos unían a Gabriel hijo, hermano, amigo, conocido, padre,
ect, pero sí sé, que él se fue en paz.
Gabriel siempre estaba listo y es por eso
que siempre viviremos agradecidos a todos los Scoust que estuvieron antes, en
los momentos, en el despues y sobre todo en los de ahora que guardan su memoria
como las suyas propias.
Dedicado a mi hijo Gabriel
Alejandro Peñalver Nuñez (05/08/1976_03/02/2012)
_Gracias Gugu, por aceptarme como
tu amigo_
Elaboró Freddy Del Carmen
Peñalver_ Margarita_ Venezuela
23/02/2012
Nota: Hay muchas
cosas que contar de Gabriel y quien quiera contarme su historia de él. Estaré
encantado de leerlos por mi correo contafreddy777@ hotmail.com
Repito lo que dije la primera vez que lo lei, un escrito noble, digno, hermoso, dificil, sincero, sencillo, en honor de quien merece muchos honores.
ResponderEliminarEstá muy bien.
Tres tiempos para una vida hermosa, Gugú, El Loro y El Angel Gabriel...
Muy bello querido FP... Lo lograste.
Gracias Alfonso. Fue un escrito hecho con mucho amor y paz en donde el dolor fue disuelto por el amor.
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