domingo, 25 de julio de 2010

Mevoyed

ZABH Lettre à Louise
_ Me voy a enamorar de ella _ Me contó su historia Saunety, pero me dijo que la tomara como mía.
No tengo una historia romántica que contarte. Pues solamente me enamoré una vez._ Me dijo Saunety _ No fue alegre, no fue picara, ni siquiera romántica por eso no vale la pena contarla, por ahora, es mejor olvidarla. Porque lo que te voy a contar sí vale la pena. Porque esta es la historia, o mejor dicho mi historia que voy a realizar, la cual es: Me voy a enamorar de ella, ya que para escribir una historia romántica, hay que estar enamorado y yo me voy a enamorar de ella. Solo pido a Dios que ella no esté enamorada, para estar en igualdad de condiciones, porque yo me voy a enamora de ella.
Estaba Saunety, con unos amigos de la universidad y conversaban de la pasantía. En eso llegó ella, en realidad una que otra vez la había visto pero no le había causado ninguna sensación, es más le parecía famélica y nunca creería ser su amigo. No recuerda cómo, pero ella le estaba hablando y hablando y no paraba de hablarle. Yo, (recuerden que me dijo que la historia la tomara como mía) que me voy en sueños cuando otra persona habla, a ella le puse toda mi observación, es que estaba entre sus amigos no de ella, no me pregunten por qué. Miraba su cuerpo flaco y largo. Sus uñas grandes y bien decoradas, sus ojos abiertos y audaces, sus dientes rectangulares muy blancos y un poco aperturado entre ellos, su nariz pequeña y un poco rombo, sus cabellos largos y muy bien cuidados, su labios finos suaves y muy vivos, sus cejas escasas pero muy bien definidas, sus cachetes equidistantes y muy lósanos. Sus orejas no muy grandes ni muy pequeñas coqueteando ocultas entre sus cabellos pero apareciendo y luciendo con su perla tal cual era, su cuello proporcional a su esbeltez, su torso finalizando con su cintura de diosa, su busto pequeño pero jactanciosos, sus extremidades largas y guardadas, su vestimenta sencilla muy bien cuidada, su totalidad proporcionada ni más ni menos y pare usted de contar. Pero como son ahora, no podría decírtelo, no te adelantes pero tampoco te atrases.
Me tuteaba, me tocaba y yo escuchaba y escuchaba sin querer interrumpirla, no por temor a meter la pata sino por amor a ella. Ya lo dije. No recuerdo que le dije, miré sus manos que bellas manos, sacó su cuaderno que bello cuaderno, sacó su pluma, que bella pluma, escribió mi nombre y número telefónico, que bella letra histórica. ¡Qué horrible, todo era horriblemente bello! Se fue, no sé a qué se fue. Me incorporé al grupo que no sé como se había, disimuladamente, apartado de nosotros y desde allí, desde el grupo, yo la observaba. En el grupo, hablamos generalidades y en el fondo yo la esperaba a ella. Quiero decir que regresara de donde había ido. No tardó mucho y saben; siguió hablando y hablando. Ella se sentó a mi lado, sacó su tarjeta de presentación de la oficina, colocó su número telefónico de habitación y me dio la tarjeta. ¡Su número de habitación, cielos! Se despidió de mí, no fui capaz de acompañarla, tampoco de darle un beso de despedida solamente una sonrisa franca, verdadera y cristiana. Ahora sueño con un beso debajo del rombo y ojala que no sea pecado. ¡Es que no la conozco! Habló y habló tanto que no dijo nada, bueno quiero decir personal. Ojala que todo lo que haya hecho no lo haya hecho con pretensión.
Nuestro primer encuentro fue unos días antes de la reunión de los pasantes. Esa reunión se llevaría a cabo uno día sábado. ¡Vaya, ustedes saben eso de anhelar o ansiar de que llegue un día para ver a una persona! Pues eso me pasaba a mí. Y llegó el día. Por supuesto siempre los ansiosos son los ansiosos en llegar de primeros. Participé en organizar, con los profesores, la reunión que en el fondo hasta me ayudó con ella. Y ella no llegaba, como siempre nos pasa eso. A la persona que esperamos, se hace esperar “Lo bueno se hace esperar”. La verdad no sé si es la verdad. Me aclaro. No sé si ella es buena o mala, tierna o grotesca, fiel o infiel lo que sé “es que no sé nada”. Pues la reunión comenzó y la susodicha no llegaba. Por fin, ¡Ustedes saben lo que significa ese por fin! Sí llegó. Venía vestida con unos pantalones cortos y una blusa un poco escotada por la espalda, y a la verdad, a la piel le faltaba un poco de aceite o lozanía. ¡Bueno no importa sigamos con lo nuestro! Una que otra vez la profesora alabó mi ayuda en la organización de la reunión y eso me alegraba, no por mí, sino porque ella lo escuchaba. ¡Bueno la verdad es la verdad! Pero tengo que aclarar algo; esto de la reunión. Primero siempre he sido puntual y más si algo me interesa y como llegué temprano, pues, ayudé en la organización física de la reunión. En verdad que nunca pensé que la profesora fuese a agradecérmelo y menos en plena reunión. Éranos como veinte personas y ella fue la penúltima en llegar, y ustedes saben, que eso es angustioso.
Transcurrió la reunión y yo para ella como si fuera agua en las manos. ¡Como deseo equivocarme! Hice una intervención genial, la pura verdad, meditaba poco a poco lo que estaba diciendo y en el fondo mis pensamientos ella los organizaba. ¡Qué bonito! Bueno terminó la reunión y no sé como ella se despidió y yo si apenas le alcance a decirle que le llamaría.
Saben, llegó el domingo y escribí en mi itinerario llamar a la susodicha igualita a el nombre de la mujer de Napoleón o semejante. En esos momentos cuando Napoleón me la presentó estaba pensando en otra cosa, así soy yo, y no recuerdo exactamente su nombre. Tal vez él me hablaba de la batalla de Waterloo (Creo que se escribe así). Bueno eso se lo cuento otro día. Les decía que llegó el domingo y no pude llamar a la susodicha. Saben por qué, porque tenía miedo, ese miedo de no saber qué decir. Y tal vez ella deseando que yo la llamara. Pues ese día no la llamé, algo me dijo dentro de mí, que no era conveniente ya que te ibas a meter en su círculo familiar, les recuerdo, que colocó su número telefónico de habitación en su tarjeta de presentación, y como no soy abusado, no la llamé. Llegó el lunes, transcribí en el itinerario, llamar a……. No tenía escusa. Tampoco lo hice. Miraba la tarjeta, agarraba el celular, marcaba el número, ponía el dedo cerca de “Send” y no accionaba, no me atrevía. Llegó el martes, como un mismo bolsa, repetí mis angustias del día anterior. Me alcanzó el miércoles, tomé el celular, marque el listín telefónico, seleccioné su nombre y coloqué el índice muy cerca de “Send”, y saben, pulsé llamar ¡Bravo! Ahora fui yo que no la dejaba hablar. Le dije que la quería llamar el domingo mas no me atrevía a irrumpir en su familia, que la quería llamar el lunes, que no me atreví y que mi corazón palpitaba de angustia, que ayer martes mis deseos y angustias habían alcanzado la cúspide del Everest y que el frio de mi cuerpo no me dejaban en paz y que por fin me había decidido a llamarla y que ahora ya podía morir en paz. Ella se reía y me dijo que ella hablaba mucho y que otras veces no. Incluimos en nuestra conversación asunto de la pasantía y aún hoy cinco días después no conozco nada de ella. Pero sé que me voy a enamorar, de quién, de ella.
Quisiera llamarla para decirle que tengo un viaje para dos personas a Los Roque por una noche y dos días, incluyendo hospedaje, comida, bebidas no alcohólicas y pasajes ida y vuelta, por supuesto, en avión. Les recuerdo que no conozco nada de ella, pero fue ella la que me inspiró esta realidad de amor. La moneda está lanzada al aíre. Así como hay muchos hombres solos también hay mujeres solas. Y ojala que “A mí me pasa lo mismo que a usted” Tito Rodríguez.
Saunety me dijo con franqueza
_Esto del viaje para dos personas, solo estaba en mis sueños_ Te entiendo, le comenté.
_Pero, ¿lograste hablarles de tus sueños?- Le pregunte y me respondió desanimadamente
_” Con qué culo se sienta la cucaracha “_ Tomó una breve pausa _ Pero se lo dije_ Y calló
_ Qué le dijiste_ Inquirid.
_ Que me voy a enamorar de ella_ Respondió Saunety. Y yo abriendo despavoridamente los ojos
_ ¿Y qué dijo ella?_ Pregunté esperando un desaliento. Tomó una pluma y escribió

ZABH  Rendez-vous
¡Tan solo amigos!

Me quedo contigo
Preciosa amiga
Cambiaste de vida
Y no contaste conmigo.
Recuerda amiga
Que siempre te dije
Te quiero y quiero
Que cuentes conmigo.

Rompiste los lazos
Tiernos y efectivos,
Rompiendo mis sueños,
Y me presentas tu dueño.
Mis sueños contigo
Yo nunca olvido
Y me sorprendiste
Con tu compañero.

Cariño, cariño
Yo siempre te dijo
Te quiero y yo quiero
Vivir siempre contigo.
Respeto tu forma
De amarme amiga
Tú siempre me dices
Que soy tu amigo.

Me quedo contigo
Por breves minutos
Tu risa emana
Llenando en silencio mi alma.
Dios quiera que Dios
Se acuerde de mí
Para abandonarte
Y dejar de amarte.

FIN

Freddy Peñalver
Margarita- Venezuela

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