Amado (a veces conocido como Marcos Hernández), escribe no solo abundantemente, sino que su ejercicio de la escritura tiene mucho de expedición, de larga marcha, de búsqueda esforzada y consciente, de esfuerzo sostenido y valiente por encontrar, por encontrarse y por encontrarnos.
De esta forma atraviesa océanos tempestuosos, los de la vida, los desiertos del amor, los abismos de la soledad y del dolor, donde él mismo se fue construyendo día a día a costa de inmensos esfuerzos y duros aprendizajes, en ese camino encontró personajes… amigos entrañables, he aquí algunos: Niños-hombres, hijos del pueblo, de la calle y también del desamparo y del olvido, que junto con él siguen construyendo mundos nuevos.
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